Es muy común que personas que van a comprar un piso en un barrio de una ciudad se vean tentados a comprarlo en municipios limítrofes donde quizá puedan comprar una casa mejor por el mismo dinero.
En este post os explico pros y contras.
A favor
Pues el principal pro es el precio. Seguramente sea más barato el piso en el pueblo anexo que en el barrio de la ciudad.
Luego está la antigüedad. Seguramente sea más nuevo el piso del pueblo que el del barrio, y por tanto esté más adaptado a las necesidades y gustos actuales.
Quizá por el precio de un piso puedas permitirte un chalet. Y claro, el confort y la amplitud de un chalet no te la va a dar un piso. Además tendrás un jardín o patio para ti solo.
Quizá (aunque no siempre) las calles sean más modernas y amplias que en el barrio. Incluso dispongas de más equipamientos como parques o simplemente, sea más fácil aparcar.
En contra
La distancia al centro será mayor. Incluso puede que también lo sea a nuestro trabajo (aunque eso dependerá).
Tendremos menos y peor transporte público. Si bien esto depende de si la red de autobuses es municipal o comarcal, lo más probable es que el transporte público sea más difícil y lento.
Seguramente tendremos menos confort acústico y más contaminación.
Este punto seguramente te sorprenda, pues la mayoría de la gente piensa que en los pueblos hay menos ruido y menos contaminación, pero eso no ocurre en aquellos pueblos que están pegados a grandes ciudades.
Casi todas las ciudades españolas llevan años planificando su urbanismo con la idea de que sus vecinos vivan lo mejor posible. Por eso toman medidas para canalizar el tráfico por vías de alta capacidad de forma que las áreas residenciales queden libres (o al menos, menos expuestas) a humos y ruidos.
Es más probable tener actividades molestas al lado de casa. Pues en las ciudades se cuida más el hecho de que actividades molestas por alto nivel sonoro u olores se ubiquen en áreas diferentes a las zonas residenciales.
Pero no siempre es así en los pueblos limítrofes.
De hecho, muchos de estos municipios han basado su crecimiento en el “pelotazo urbanístico”, creciendo sin orden ni control.
Allí donde hace 25 años había un polígono, han construido chalés. Pero no han derribado el polígono. Los chalés están pegando a las fábricas.
O las vías de circulación. En muchas ocasiones han construido en las calles del pueblo, tal cual. Sin tener en cuenta que las nuevas urbanizaciones duplican o triplican el número de vecinos, haciendo sus calles intransitables debido al tráfico, y haciendo que aparcar sea misión casi imposible.
Lo mismo ocurre con los accesos. Un mal urbanismo hace que todas las mañanas se produzcan atascos a las horas punta de salida para los trabajos.
Y los equipamientos muchas veces no están dimensionados para las nuevas necesidades, centros de salud, colegios, etc… Si bien, posteriormente, fueron corrigiendo estos problemas; a veces nos encontramos con cierto desorden en estas cosas, haciendo que para llevar a los niños al colegio necesitemos coche… cuando vivimos en un pueblecito (relativamente) pequeños.
Conclusión
Si estás pensando entre comprar piso en la ciudad o en un municipio limítrofe, te aconsejo que vayas a ese municipio antes.
Que pasees por él, observes como es la vida allí, si hay ruidos, mucho tráfico, si hay colegios, parques, centros de salud… Que cojas un día de vacaciones y hagas el trayecto de tu futura casa a tu trabajo en hora punta (para ver lo que tardas y que problemas hay), etc…
Lo cierto es que existen pueblos de crecimiento rápido que son ejemplo de urbanismo y servicio a los vecinos y son mucho mejores que los barrios periféricos de las ciudades; pero hay otros que son simplemente fruto de la especulación y son un caos.